En el distrito de Tumbadén, San Pablo, se levantan 263 reservorios con un presupuesto millonario. Pero en el caserío Maraypampa, lo que debía ser una obra para el pueblo se ha convertido en un símbolo de abuso y exclusión.
Una madre de familia humilde, luchadora y valiente denunció haber sido atropellada, marginada y pisoteada por funcionarios del Gobierno Regional de Cajamarca. ¿El delito? No haber sido parte de los “beneficiados” del círculo de confianza que maneja a su antojo este proyecto.
La denuncia llegó hasta el propio director regional de Agricultura, y sí, hasta los oídos del gobernador Roger Guevara, que una vez más ha optado por el silencio cómplice.
Desde EL INFORMATIVO EL CANILLITA y EL CAPO DE LA NOTICIA, no vamos a callar, no vamos a retroceder, y menos a vendernos.
Este proyecto, que fue vendido como una solución para la pobreza agrícola, hoy apesta a corrupción, a clientelismo y a desprecio por el más débil.
Vamos a seguir denunciando a los que trafican con la necesidad del pueblo, a los que hacen política con la sed y el hambre del campo. Reservorios sí, pero sin corrupción. Agua para el pueblo, no para los compadres.