A Roger Guevara no le interesa la integridad de los tutelados: todo marcha bien… aunque todo esté podrido
Mientras los más vulnerables claman por atención y justicia, el gobernador regional Roger Guevara parece vivir en una burbuja de indiferencia. Su silencio y pasividad frente a los abusos que enfrentan los tutelados —niños, personas con discapacidad, adultos mayores— revelan una alarmante falta de humanidad. Para él, todo marcha bien. Aunque el sistema esté podrido, aunque haya denuncias, irregularidades y corrupción… mientras no afecte su imagen o su comodidad, no mueve un dedo.
¿Acaso el sufrimiento de los más indefensos no merece ni siquiera una reacción? ¿O es que en este gobierno regional los derechos humanos valen menos que un titular incómodo?